Los arboles

los Arboles
El Universo tiene una edad aproximada de 12 mil millones de años; el sol de 5 mil; la tierra de 4600; la vida de las primeras células 3500; las algas 2800; las bacterias 2000; los peces 600; los árboles 370;………(en millones de años). En esta ocasión nos referiremos a los árboles únicamente. Por tanto, ¿cuál es la evidencia de la existencia de los árboles hace 370 millones de años? La respuesta está en, literalmente, todo el mundo. Desde esos tiempos poblaban los bosques húmedos los Archaeopteris(del griego arkhaios=antiguo, y, pteris=arbusto) de acuerdo con una investigación del biólogo norteamericano Charles Beck. En esta investigación, Beck demostró que el Archaeopteris más que un arbusto, en realidad se trataba de un árbol. Retrocediendo un poco el reloj de la historia de la vida, se sabe que durante el Silúrico, hace unos 430 millones de años, los vegetales empezaron a salir del medio marino y empezar a conquistar la tierra firme. Para adaptarse a su nueva vida fuera del agua, estas primeras plantas, musgos y hepáticas, tuvieron que protegerse de la sequedad mediante una película cerosa, la cutícula, y dotarse de un sistema vascular capaz de transportar el agua captada del suelo. Para la mayoría de los paleobotánicos, Cooksonia es una de esas plantas inferiores, una pionera de cinco centímetros de altura y sin hojas, fue descubierta en un estrato rocoso con una antigüedad de más de 400 millones de años, que sin embargo tenía una gran ventaja innovadora: ya producía esporas que eran dispersadas por el viento.
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También entre las plantas la lucha por la supervivencia fue de vida o muerte: hubo necesidad de ser más altas que las demás, ya que quién lo fuese alcanzaría la luz solar y podría desarrollar más ampliamente el proceso de la fotosíntesis, en pocas palabras, podrían tener más vida, por esto algunas de ellas desarrollaron un tejido de sostén leñoso para dar más resistencia a su tallo ¿resultado? se hicieron más altas y más gruesas. Así, hace 370 millones de años, aparecieron las primeras plantas gigantes, claro, estamos hablando de los helechos, colas de caballo y licopodios. No se debe dejar de mencionar que existe un debate acerca de si las plantas mencionadas en el anterior renglón eran árboles o no. Donde no cabe duda alguna es que el eslabón perdido, el puente entre las plantas y árboles, lo constituye el mencionadoArchaeopteris, que conecta los helechos con las coníferas. En efecto, este árbol del Devónico Superior (hace 370 millones de años) poseía largas hojas y una modalidad de reproducción por esporas típica de los helechos, pero tenía tronco y madera de conífera. Esta situación lo hace único, lo hace ser el ancestro de las coníferas, lo hace ser el precursor de todos los árboles. Se me olvidaba, Archaeopteris, podía medir hasta 18 metros.
arbol1Al principio de esta columna se mencionó que existen evidencias de árboles fósiles,  restos de árboles que tienen muchos millones de años de antigüedad en todo el mundo. Sirvan algunos ejemplos: en el Parque Victoria de Escocia hay un área que se conoce como “Fossil Grove” en donde se conservan 11 troncos que tienen una antigüedad de 330 millones de años; el árbol fósil de la iglesia de St. Thomas, en Inglaterra, tiene 250 millones de años; en Arizona (Norteamérica) hay un bosque fósil con 225 millones de historia; el bosque fósil de Puyando, Ecuador, con 100 millones; La Patagonia argentina; El Feu (Libia); El Cairo, Egipto; New Park, Canadá; Lesbos, Grecia; en nuestro país hay en Chihuahua, en fin, la lista de evidencias es interminable, aún más porque tenemos a sus descendientes vivos, por ejemplo, el caso de un árbol conocido como Matusalem que se encuentra en los bosques de California con una antigüedad de 4767 años, descubierto por el doctor Edmund Schuman. Entre otros árboles interesantes tenemos el árbol del Tule (Oaxaca) de más de 2000 años de antigüedad, con el mayor diámetro en el mundo-14 metros-, junto a este árbol  se tiene referido en una placa localizada al pie del mismo, lo siguiente: «…Este antiguo habitante de la tierra, este venerable testigo de las revoluciones de los hombres y de las cosas que ni las tempestades, ni el rayo, ni la sucesión de los siglos han podido destruir, por poco cae victima de un rico comerciante de Oaxaca que ofreció una cantidad muy crecida a los indios del Tule por su árbol, tal que quería cortar para hacer vigas y tablas. Felizmente desecharon con desdén la proposición de este vándalo, y permanece en pie el árbol, cubriendo con su forma perfumada a cuantos vienen a admirarlo, su ramaje opulento y alegre, es aún el refugio de millares de aves y por su gigantesco tronco corre todavía a raudales la generosa savia que lo nutre.»

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